En el panorama tecnológico actual que, cada día que pasa es, sin duda, el activo más valioso, es la información. Este hecho es patente cuando se observa el informe las marcas más valoradas del mundo de 2018 elaborado por Brandz, 8 de las 10 marcas que encabezan el ranking son tecnológicas con Google a la cabeza.
Este hecho es más llamativo cuando, analizando un poco al detalle las mismas, queda patente que no sólo son empresas tecnológicas, sino que la mayoría no producen lo que se puede entender como un producto “tangible” a la vieja usanza (al menos como su actividad principal).
Si se analiza la tendencia que se identificó en 2006 (ya bien entrado internet en nuestras vidas), únicamente había 4 compañías tecnológicas en el TOP 10, eso sí, con Microsoft a la cabeza y Google en una posición inferior.
Si nos centramos en el resto de las compañías que aparecen en el ranking de 2006, como se puede observar son compañías que disponen, producen o gestionan bienes completamente tangibles, alimentación, productos químicos, automóviles, tabaco, etc. No es el mismo el caso de 2018, en el que sí, hay compañías que gestionan medios de pago o comida rápida; incluso en las tecnológicas aparecen compañías como Amazon o Alibaba, que se dedican a la de venta online al por menor, pero con un modelo de negocio completamente tecnológico. Sin embargo, aparecen otras compañías como Google o Facebook que no venden productos tangibles al uso, y que a pesar de que tienen algunos productos de pago, la mayoría de sus servicios los ofrecen completamente “gratis” a sus usuarios.
¿Cómo generan ingresos las empresas de información que ofrecen servicios gratuitos?
Si tomamos de ejemplo a Google (aunque podría ser cualquier otra), la primera pregunta que deberíamos plantearnos es la siguiente, ¿cómo la marca mejor valorada del mundo ofrece la mayoría de sus servicios “gratis”? Es llamativo, hasta evidente, pero la mayoría de las personas no piensan en este hecho. La mayoría de la gente sencillamente se limita a pensar: ¡Genial! ¡Google me da el correo gratis!
Es un hecho evidente y conocido que las compañías no funcionan si no dan dinero, ergo si Google no ha cerrado aún, es porque tiene que ganar dinero de alguna manera. Desde luego obtiene beneficios con servicios como GSuite profesional, GCloud, etc. No obstante, existen multitud de servicios que no deben ser baratos de mantener, que prestan de forma “gratuita” total o parcialmente (Buscador Google, Google Translate, Versiones gratuitas de Google Suite, Google Hangouts, etc.).
Por tanto, la siguiente pregunta que nos planteemos debería ser, ¿cómo financia Google todos sus servicios “gratuitos”? Obviamente con los servicios de pago para empresas que se han mencionado anteriormente, destacando los servicios de posicionamiento (SEO) y publicidad (Google Ads). Para esto, Google, explota la información personal obtenida de los usuarios de sus plataformas.
La recaudación de los datos personales de los usuarios
En el pasado y en general, para recabar consentimiento para estos usos de información, los proveedores siempre se han amparado únicamente en sus Términos y Condiciones de Servicio, que se aceptaban implícitamente cuando nos damos de alta en la plataforma de turno. Pero desde el año pasado, se requiere de consentimiento expreso y revocable para gran parte de los tratamientos de datos personales de sus usuarios (amparados por la General Data Protection Regulation, o GDPR, de aplicación en toda la unión europea).
Para obtenerlo, siempre que se accede por primera vez a una cuenta nueva con servicios, en este caso de Google, se nos solicita realizar una configuración de privacidad en la que se nos consulta de una forma muy amigable que datos se pueden tratar poniendo en énfasis los beneficios al usuario (y no tanto los usos reales beneficiosos para Google).
A continuación, se muestra un ejemplo de consentimientos que solicita y que en ocasiones están marcados como aceptados por defecto, que nos dan una idea de qué información pueden almacenar y gestionar, así como los potenciales fines de su tratamiento:
En este apartado se nos está solicitando que autoricemos el almacenamiento y tratamiento de nuestros datos de navegación, actividad en sitios web de terceros, aplicaciones y búsquedas bajo el beneficio de darnos resultados más rápidos y personalizados.
La publicidad personalizada
Este es solo un ejemplo de una serie de parámetros que se permite configurar a los usuarios, hay otros como Historial de Ubicaciones, Actividad de Voz y Audio, etc.
No obstante, uno de los puntos más importantes es el siguiente:
Con este punto lo que se solicita es consentimiento para, con los datos que se ha comentado antes, se muestre publicidad personalizada, basada en intereses y características de personalidad que almacenan y parametrizan en el uso de sus aplicaciones. Este uno de los apartados principales de su servicio “gratuito”, ya que mediante la aceptación de estos términos pueden explotar esta información para vender servicios a terceros.
Adicionalmente, mostramos a continuación una parte de los términos de uso de servicios de Google que ayuda a ilustrar lo comentado:
El valor de nuestra información
Es importante hacer hincapié en que el objetivo de este post no es demonizar a Google, ya que en ningún caso tratará la información que no se le haya autorizado a usar y aparentemente cumplen con la legislación vigente. No obstante, la mayoría de los usuarios no se preocupan de valorar el uso de su información y optan por ese extra de comodidad que les otorga permitir estos tratamientos o básicamente deciden conscientemente hacerlo.
Éste es solo un ejemplo de la industria general que se mueve en los servicios de internet “gratuitos”, y el mejor que se nos ocurre para ilustrar el valor actual de la información. Tanto si eres una empresa como si no, es fundamental ser consciente del valor de la información que manejamos, así como que no solo es importante salvaguardarla de hackers o software malicioso, sino que también hay que tener en cuenta el uso que se hace de los servicios de internet y aunque a veces nos cueste, leer la letra pequeña de los contratos de privacidad y condiciones de uso y configurar cuando se pueda esos parámetros de acuerdo a nuestros gustos y necesidades.
La información es poder, como enunció hace ya más de 400 años el filósofo Francis Bacon, y aunque en ocasiones consideremos que no somos personas o organizaciones de interés, nuestra información, junto a la de los demás usuarios tiene un alto valor comercial. Está en nuestra mano controlar o decidir cómo se emplea la propia.
Si no sabes cómo o quieres contar con especialistas, siempre puedes confiar en los profesionales de A2Secure.
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Autor: David Cutanda